Los ángeles caen del cielo como pájaros en medio de una tormenta, los vampiros enferman y mueren de enfermedades que no deberían afectarles lo más mínimo, las aguas del Hudson se tiñen de sangre y Rafael experimenta los estragos de un poder tan terrible como incontrolable que amenaza con acabar con la humanidad que Elena ha logrado hacer nacer en él. La Cascada está en marcha, los arcángeles están adquiriendo nuevas y destructivas habilidades, nuevas alianzas se forjan y temibles enemigos muestran sus rostros e intenciones; se avecina una guerra como el mundo no ha visto en eones, y el arcángel y la cazadora deberán apoyarse el uno en el otro más que nunca si quieren vencer, porque esta vez la supervivencia es más una esperanza que una probabilidad, y mucho más que la ciudad de Nueva York está en juego…

“Habría sido más rápido enviar los cuerpos a casa en un jet, pero eran criaturas del viento y el cielo, y sería el cielo el camino por el que regresarían a casa”

“—Eres una valiente cazadora que se desnuda con un maldito arcángel, tiene un lanzallamas en miniatura, el cual, por cierto, deberías dejarme en tu testamento, y una ballesta, todo con fácil acceso. —Sus mejillas arrugadas y ojos brillantes—. Las ratas tiemblan ante tu presencia”

“—Illium disfruta bailando con el mundo. Yo prefiero observarlo”

“—Incluso cuando éramos jóvenes, Aodhan era serio donde yo estaba lleno de picardía, pero tenía la risa en su alma y suficiente maldad para ser mi verdadero amigo en todas las cosas. Lo echo de menos”

“Somos arcángeles, protectores del mundo, y ellos buscan profanarlo en su delirio de divinidad”

“El mejor honor que podemos hacerle a los caídos es traer nuestra ciudad a la vida, hasta que los niños jueguen en los parques y los amantes caminen por las calles mientras los ángeles se elevan por los rascacielos y los familiares compartan el beso de la vida sin miedos. No debemos olvidar que murieron para protegernos”