Ella era la heredera de ceniza y fuego y no se inclinara ante nadie. Celaena Sardothien ha sobrevivido mortales concursos y un desgarrador corazón roto, pero a un costo inimaginable. Ahora debe viajar a una tierra nueva a confrontar su verdad mas oscura... Una verdad sobre su herencia que podría cambiar su vida y su futuro para siempre. Mientras tanto, fuerzas y monstruos brutales se están reuniendo en el horizonte, intentando esclavizar su mundo. Para derrotarlos, Celaena deberá encontrar la fuerza no solo para pelear con sus demonios internos sino tambien para la batalla que el mal esta a punto de desencadenar. La asesina del Rey lleva un destino mas grande que quema mas brillante que nunca en esta continuación del bestselling del New York Times Corona de Medianoche. 

–Oh, come lo que quieras –dijo Emrys–. No hay nada más satisfactorio para un cocinero que ver a alguien que disfrute con su comida

— Está en nuestra sangre - dijo Luca, levantando su barbilla - es nuestro deber, honor, y la misión de nuestra vida asegurarnos que nuestras familias son cuidadas, especialmente nuestros compañeros.

―Al menos tú ya has aprendido una lección.― Cuando ella ladeó la cabeza, dijo: ― Las personas que amas son tan sólo armas que se utilizarán en tu contra.

Obediencia, disciplina, y brutalidad eran las palabras más apreciadas en el Clan Blackbeak. Todo lo demás era extinguido sin pensarlo dos veces.

Tal vez no podría haber futuro, sin esperanza ni nada más, pero solo mirarle allí de pie, en este momento, ella quería ser egoísta, estúpida y salvaje. Todo se podría ir al infierno mañana, pero tenía que saber cómo era, solo por un poco de tiempo, pertenecer a alguien, ser querida y apreciada.

Había sido un tonto, jurando que destrozaría el mundo por Celaena. Un chico enamorado de una flama salvaje, o creyendo que estaba enamorado de una.

Ella se dio cuenta de que Rowan estaba mirando cada uno de esos pensamientos y más mientras alcanzaba su túnica y sacaba una daga. Su daga. Él se la extendió, su larga hoja estaba reluciente, como si él hubiera estado puliéndola y cuidándola en secreto estos meses. Y cuando ella agarró la daga, su peso era más ligero de lo que recordaba, Rowan la miró a los ojos, en el centro mismo de ella y dijo: —Fireheart.

Volvería a ser ambos. No dejaría que esa luz se apagara. Llenaría el mundo con ella, con su luz, su don. Encendería la oscuridad, tan brillante que todos los que estuvieran perdidos, heridos o destruidos encontrarían su camino en ella, una guía para aquellos que aún habitaban en ese abismo. No haría falta un monstruo para destruir a otro monstruo, sino luz, luz para alejar la oscuridad. Ella no tenía miedo.

—Porque estoy perdida—, le susurró a la tierra. —Y no conozco el camino. Eso era lo que nunca le pudo decir a Nehemia, que por diez años, había estado insegura de cómo encontrar el camino a casa, porque ya no había ninguna.

Así que Dorian dejó a su padre rabiar. Se sentó en esas reuniones y calló su repugnancia y horror cuando su padre envió a un tercer ministro al bloque del carnicero. Por Sorscha, por la promesa de mantenerla a salvo, de que algún día, tal vez no tendría que esconder qué y quién era, mantuvo su máscara bien puesta, ofreció sugerencias banales sobre qué hacer con respecto a Aelin, y fingió. Una última vez. Cuando Celaena regresara, cuando ella regresara como prometió que haría… Entonces, ambos se dedicarían a cambiar el mundo juntos.

Besos,